martes, 30 de julio de 2013


Ella no te abraza. Ella te arroja a sus brazos. Y tampoco te besa. En todo caso, te arroja a sus labios. A ella no le expliques lo que es volver, porque ella siempre va.
No le hace falta que lo entiendas. 
Ni que lo comprendas.
Ni tan siquiera que lo compartas.
Ella no espera nada de ti. No desesperes nada de ella. Porque ella jamás se apunta. En todo caso se enrola. Se embarca. Se lía.
No le pidas medias tintas, porque fue ella quien se bebió el tintero.
No le sigas la corriente, porque acabarás luchando sólo contra las dos.
Y cuanto más te acostumbres peor será el olvido.
Ella no camina. Ella mueve el mundo con sus pies.
Y cuando lo hace o te apartas, o te aplasta.
Huye del compromiso porque sabe comprometerse. Huye de las cadenas porque sabe como encadenarse. Y huye de lo que le persigue porque prefiere perseguir lo que le rehúye.
Si la respuesta es ella cualquiera podría haber sido la pregunta. Y si ella fuera la pregunta, respondas lo que respondas, te equivocas.

Ella no es modelo porque modelo es algo que puede imitarse.

lunes, 22 de julio de 2013

« estoy hasta los cojones de echar de menos, ¿y a mí quién me echa de menos? a mí siempre me echan de más».
El problema es que aprendimos a quedarnos incluso después de tener suficientes motivos para irnos.