Podría contarte las historias de mis
lunares o tus secretos que me ponen la piel de gallina. Podría decirte dónde
tienes que soplar o cómo respirarme, incluso cómo tienes que mirarme para
hacerme caer. Cómo ponerme en tensión, cómo hacer que apriete los dientes y
morderme los labios hasta doler. Puedo contarte, si quieres, mis secretos.
Puedo dejar que respires de mi espalda y te enredes en mi pelo. Podría así
contarte algo nuevo que no sepas. Pero no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario