Qué me dirías si te digo que no me
gusta dar el primer paso, que sólo me gusta buscarlo, que soy pasiva en casi todo, que no sé expresar mis sentimientos, me cuesta mucho, que me quedo de una pieza cuando alguien
me expresa los suyos y no sé hacer otra cosa que sonreír, que me cuesta en
demasiado decir si algo no me gusta o me incomoda, que mi rostro lo refleja antes
que yo pueda decirlo y cuando me preguntan lo digo todo, pero no siempre con
las palabras correctas y es que en mi mente practico tanto lo que voy a decir,
para decirlo bien que no soy capaz de abstraerme y reflexionar un poco más. Y
si te digo que soy hermética, que me cuesta querer a los hombres, no porque los
odie o algo parecido, sino porque me acostumbré a caminar sola, entonces cuando
llega alguien siempre pienso que no da la talla, que todo es mentira, que no es lo que ando
buscando, que necesito algo más y finalmente no me doy la oportunidad para que
alguien entre. Y si te digo que a veces creo que la gente tiene que ser un
descodificador de mis señales y sutilezas y que si no me entienden me enfado un par de minutos, y si
te digo que a pesar de todo lo que soy algún día querré intentar algo contigo.
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