Ya verás le decía si te fías de este
guía. Dicen que cuando llegas hay un flash, y me creía, me daba alas, parábamos
a dar caladas en coordenadas desordenadas. Sentados en el Meridiano de
Greenwich, dejábamos colgar las piernas, sabiendo que la búsqueda era eterna, y
que hay muchas paradas a lo largo del camino y que, lo importante no es llegar
sino el camino en sí, miramos atrás y supimos que nadie volvería a vernos más.
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