Decías que eras un incomprendido, que no te entendía. Pero
¿cómo querías que te entendiese? No entendía cómo me podías querer. Si soy una
caprichosa, que se tira todo el día llevándote la contraria, discutiendo todo
lo que dices y haces, molestándote, e incluso rechazaba tus besos y tus
abrazos. Y aún menos podía comprender cuando decías que lo que más te gustaba
de mi es que hiciera todas esas cosas.
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