Él y su sonrisa, esa boca perfecta que con tan solo elevar un poco la comisura de sus labios es capaz de hacerte levantar de cualquier golpe.
Él y sus abrazos, abrazos de koala como le gusta definir mientras te rodea con sus brazos y te empuja contra su pecho. Es en ese instante, cuando tienes la certeza de que nunca estarás en un lugar más seguro.
Él y sus palabras, palabras provenientes de una voz grave, una voz
que sabe suavizar en el momento oportuno para decir las palabras adecuadas.
Él y su forma de pensar; magnifica.
Él y sus verdades, verdades como templos que sin reparo alguno, saca a la luz como si de rayos de sol se tratasen.
Y yo. Yo y mis inseguridades. Yo y mis miedos. Yo y mi maldita forma de pensar que jamás seremos más de lo que hasta ahora somos…
Él y sus abrazos, abrazos de koala como le gusta definir mientras te rodea con sus brazos y te empuja contra su pecho. Es en ese instante, cuando tienes la certeza de que nunca estarás en un lugar más seguro.
Él y sus palabras, palabras provenientes de una voz grave, una voz
que sabe suavizar en el momento oportuno para decir las palabras adecuadas.
Él y su forma de pensar; magnifica.
Él y sus verdades, verdades como templos que sin reparo alguno, saca a la luz como si de rayos de sol se tratasen.
Y yo. Yo y mis inseguridades. Yo y mis miedos. Yo y mi maldita forma de pensar que jamás seremos más de lo que hasta ahora somos…
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