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No le preocupa que te marches, tampoco que le digas mentiras, ni que mires a otros chicos, no le importa creer que no es importante, que él no eres más que tu novedad, ni si quiera le importa que no te atrevas a mirarle a los ojos por más de cinco segundos, y no le importa porque sabe la verdad, sabe tú verdad. Te marchas porque te obligas a olvidarle, le mientes porque la verdad te duele, miras a otros sabiendo que ninguno es él, te crees cosas que no son, él es la novedad desde hace ¿cuánto? 1, 2, 3, 9 meses... seguro que tú si lo recuerdas, porque cuando le quitas la mirada es porque te fijas en vuestras manos unidas, porque cuando tú te haces la dormida, solo lo haces para que te siga mirando mientras duermes, porque le defenderías por todo en el mundo, porque tú sabes que te quiere, sabes que su vida y su corazón te pertenecen, y eso como a muchas personas... te asusta, porque comenzarás a darte cuenta que ya no es sólo él, el que puede romper un corazón, sino que ya tú también puedes romper el suyo.
Y ¿sabes qué haría yo? Me lo llevaría a su lugar preferido, iría todo el camino agarrándole la mano con fuerza, para que sepa que no te vas a ir, que no te quieres ir de su lado por nada del mundo, y una vez que estuvierais allí le diría que sé que me quiere, que sé que quiere estar conmigo, porque lo he visto leer mis mensajes unas 200 veces, porque sé la forma tan especial con la que me mira, y porque cada beso lo da como si fuese el último de todos, y le diría que a partir de ahora olvidara los últimos besos, que ahora todos fuesen como el primero, porque nunca llegará el último, por la razón de que lo quieres, y de que ya era hora de que supiera que no te vas a marchar.